PARROQUIA DEL DIVINO SALVADOR DE CUCUNUBÁ

1.- IDENTIFICACIÓN

DENOMINACIÓN

PARROQUIA DEL DIVINO SALVADOR DE CUCUNUBÁ

OTRAS DENOMINACIONES

IGLESIA DOCTRINERA DE CUCUNUBÁ

CLASIFICACIÓN

ARQUITECTURA

DATOS CRONOLÓGICOS

1600

AUTORÍA

JUAN GÓMEZ DE GRAJEDA

PAÍS

COLOMBIA

DEPARTAMENTO / PROVINCIA / ESTADO

CUNDINAMARCA

LOCALIDAD

CUCUNUBÁ

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2.- GEORREFERENCIACIÓN

Coordenadas Google Maps: 

Latitud: 5.2316116

Longitud: -73.7567464683365

Imagen aérea vertical / Plano de Localización

3.- DESCRIPCIÓN

PUEBLO DE INDIOS

Hacia la década de 1590 los indios del repartimiento de Cucunubá y los de Bogotá no estaban poblados adecuadamente, ni tampoco contaban con iglesias donde poder ser adoctrinados ni instruidos en la fe cristiana. Su cura doctrinero, Melchor Romero de Aguilar, informa de esta situación a las autoridades de la Real Audiencia solicitando su intervención. La respuesta no se hará esperar exponiendo que estos asuntos se tratarían cuando se efectuase la visita del oidor. La inspección tendrá lugar poco después, poniéndose de manifiesto la veracidad en las afirmaciones del cura y la disposición del encomendero a fabricar la iglesia doctrinera para los naturales. Por su parte, la Real Audiencia tomará las medidas administrativas y legales necesarias para garantizar el cumplimiento de las leyes, regular la situación de poblamiento 2 de los naturales y la construcción de su templo. El licenciado Miguel de Ibarra, del consejo del Rey, oidor y visitador general del partido y distrito de la ciudad de Santa Fe, visitó el repartimiento de Cucunubá a mediados de 1594, de los documentos de la inspección nos interesan aquellos relativos a la población, las agregaciones y el templo doctrinero. Comienza por describir la precariedad del edificio que, al parecer, era de bahareque, cubierto de paja, sin protección ninguna de puertas y sin pila de bautismo. La campana empleada para llamar a los oficios resultaba pequeña e insuficiente. Lo mismo ocurría con la iglesia del pueblo de Bogotá que se hallaba en la misma situación de precariedad, construida con los mismos materiales perecederos y sin puerta que impidiera cualquier tipo de robo o la entrada de animales. Al día siguiente se promueve un auto con las conclusiones de la visita, donde se establecen las pautas a seguir para paliar las carencias detectadas. Así, en resumen, el oidor Miguel de Ibarra asegura que: … en la visita destos puevlos de Cucunubá y Bobotá y por la bista de ojos consta las yglesias de amvos los dichos puevlos ser de bahareque, cubiertas de paja, sin puertas ni çerraduras donde se çelevra el culto divino con grande yndeçençia, demás de lo qual no tiene ni se a hallado en ellas pila de bautismo, ni cruz de plata ni alquimya, ni crismeras, ni misal, ni manual de los nuevos, ni andas para enterrar, ni otras cosas… La mayor urgencia se centra en colocar las puertas con su cerradura y llave para impedir los robos y en dotar a la iglesia de ornamentos necesarios para la administración de los sacramentos y el oficio de la misa, aunque se ordena la construcción de una iglesia de tapias con su tejado a dos aguas. El plazo que se le da al capitán Pedro de Bolívar es de dos meses, concluidos los cuales debe haber adquirido objetos tan necesarios como unas andas para trasladar a los fallecidos hasta el cementerio, una pila donde celebrar el sacramento de iniciación en la vida cristiana, un misal y un manual actualizados y una cruz de plata o alquimia. Nos interesa muchísimo la referencia expresa que realiza sobre los ornamentos, o mejor, sobre la carencia de estos. La solución propuesta por Miguel de Ibarra es muy significativa ya que ante la falta de imágenes adopta como medida la colocación de un retablo de madera en el altar que adornara el espacio de la capilla mayor. Transcurridos dos años la situación tanto del poblado como de su iglesia no había cambiado y el oidor Miguel de Ibarra emite algunos autos ordenando el cumplimiento de sus mandamientos. Uno de ellos, dado en Santa Fe el 29 de mayo de 1598 11, hacía referencia directa a la construcción de la iglesia doctrinera y el solar exacto donde se debía edificar. El documento es muy interesante ya que resuelve construir una única iglesia donde se evangelizara a los naturales afincados en Cucunubá y los de Bogotá, en lugar de las dos que se propusieron dos años atrás que posibilitaba la doctrina separada de los indios todo el año. Se convertía en una solución de urgencia ante la necesidad tan acuciante. Ambos asentamientos pertenecían a la encomienda del capitán Pedro de Bolívar y se encontraban a muy poca distancia entre sí, además, a medio camino el capitán tenía sus aposentos y estancias, convirtiéndose, de esta manera, en el lugar más propicio y adecuado donde erigir la iglesia de doctrina. Por otro lado, de levantarse allí, los naturales podrían acudir al templo sin muchos inconvenientes y de manera continua, sin perjuicio para la labor y el esfuerzo del cura doctrinero y en beneficio de los dictados de la Real Audiencia. El lugar elegido era muy conocido entre la comunidad indígena y era llamado Chiguaque en su lengua original. Con estas medidas se ahorraban el esfuerzo de tiempo y dinero que supondría el levantamiento de dos templos doctrineros en lugares tan cercanos. Por otro lado, de haber decidido edificar una iglesia doctrinera en uno de los pueblos o en sus inmediaciones, el desplazamiento de los naturales hacia la iglesia se habría complicado muchísimo, lo que podría haber supuesto el abandono de los indios a recibir la doctrina cristiana. La tercera de las posibilidades habría sido el efectuar agregaciones poblacionales, en tal caso, los indios de uno de estos pueblos se habrían tenido que poblar junto al otro lo que les suponía abandonar sus tierras y cultivos, edificar sus nuevo bohíos y tener que adaptarse a unas nuevas circunstancias. Es por todo ello, que la decisión del oidor a construir la iglesia a medio camino se convertía, en este momento, en la solución más factible y de mayor aceptación por todos ellos, excepto por el encomendero que cedía parte de sus tierras. Se ordena que la iglesia se construyera de tapias, con rafas y cubierta de tejas, lo suficientemente grande para dar acogida a la totalidad de los indígenas susceptibles de ser evangelizados. Se obliga al encomendero, a través de este auto, a poner en marcha las obras en el plazo de un mes y a concluirlas al término de cuatro. Se advierte que en caso de incumplimiento «…se le enbargarán las demoras del dicho repartimiento y se depositarán y benderán,… Por su parte, también debía adquirir los ornamentos y bienes necesarios para el oficio y ornato del templo y la campana que serviría para llamar a los indígenas a misa.

DOTACIÓN ARQUITECTÓNICA

Sin embargo, a pesar de todas las medidas adoptadas la iglesia no se construirá. Debemos esperar la entrada del siglo XVII para que se efectúe una nueva visita al pueblo de Cucunubá cuyo resultado sería la contratación del templo doctrinero al oficial de albañilería Juan Gómez de Grajeda. En esta ocasión el oidor de la Real Audiencia que, en cumplimiento de su labor como visitador general, acude a inspeccionar el pueblo será Luis Henríquez que estaría acompañado por el escribano Rodrigo Zapata. En el preámbulo del contrato, que se emite el 2 de agosto de 1600 15, se informa de que la intención es construir una iglesia, presumiblemente en el pueblo de Cucunubá, por tratarse del lugar donde se firma el contrato y el primero que se nombra cuando se menciona la construcción del templo doctrinero. En este caso, la iglesia no solamente debía acoger a los naturales de Cucunubá y de Bogotá sino también a los indios de Suta y Tausa. Es así, como Henríquez ordena la agregación de todos ellos alrededor de la nueva iglesia. Esto quiere decir que debían poblarse todos en el mismo lugar, debiéndose ampliar el pueblo con la construcción de nuevos bohíos para los agregados. La obra de la iglesia, concertada con el albañil Juan Gómez de Grajeda, debía tener, por su cara interna, 54 varas de largo por 10 de ancho, obteniendo como resultado un rectángulo muy alargado y estrecho en cuyo interior sólo se conformaría una única nave separada de la cabecera mediante la incorporación de un arco toral. A los pies se añadiría un soportal abierto en su frente, de dos varas de profundidad, resultado del alargamiento de los muros perimetrales y de la cubierta del templo, que analizaremos más adelante. Los cimientos tendrían una anchura de una vara y media y su profundidad dependería del nivel del terreno portante. Se formarían de buena piedra hasta quedar un pie por debajo de la superficie de la tierra, desde donde se alzarían los muros con una anchura de una vara. Sin embargo, se deja abierta la posibilidad de cimentar la obra de otra forma en el caso de existir dificultad para encontrar cal en la cantidad suficiente: Ytem, que aviendo comodidad para que se pueda llevar cal en cantidad y çercana las rafas y çimientos a de ser todo de cal y no la aviendo los çimientos entre rafa y rafa an de ser de varro. La altura del edificio vendría a ser de 6 varas. El arranque de los muros debía ser de mampostería de una vara de altura que se formaría desde los cimientos, y sobre él se continuarían las paredes. En cuanto a los estribos y rafas se refuerzo se estipula lo siguiente: A de llevar onçe estrivos los quales se an de formar dende la parte de avaxo de la sanja dicha y se an de recojer ni mas ni menos que an de tener de desbío una vara de grueso que se entiende de quadrado y an de suvir de altura hasta quedar tres quartas mas bajo que lo mas alto del cuerpo de la yglesia. A de llevar de travazón por los lados de más de una vara dos ladrillos y quando vaya de menor uno y an de ser todos estos estrivos de ladrillo y piedra y cal y los demas çimientos entre rafa y rafa an de ser de piedra y barro de altura de una vara todo a peso en redondo 17.La cabecera del templo se podría resolver de dos maneras distintas, en el caso en que se hiciese su testero plano se colocaría un estribo en su centro para contrarrestar los empujes, y si, por el contrario, se optara por construirla ochavada se situaría en cada esquina un estribo para garantizar la firmeza de la estructura. En el interior de la capilla mayor se realizaría un altar al que se accedería por una grada de tres escalones. A un lado de la capilla mayor se debía construir una dependencia anexa que serviría de sacristía. A ella se daría acceso por una portada de ladrillo y piedra y casi con toda probabilidad se construiría una ventana que proporcionara luz y ventilación al interior, aunque este último dato no figura en el contrato de obras. Las dimensiones generales serían de 16 pies por lado en su cara interna a lo que se añadiría el grueso de la pared. Se reforzarían estructuralmente sus esquinas con la incorporación de ladrillo y piedra. En cuanto al espacio de la nave se establece la construcción de 4 ventanas repartidas por el perímetro y el acceso mediante dos portadas. La principal, ubicada a los pies, estaría cerrada por un arco de medio punto. El muro de fachada se debía continuar de mampostería unos metros hacia arriba donde se debía conformar una espadaña de tres campanas con su cornisa y remate, posiblemente a modo de frontispicio. En cuanto a la portada lateral se afirma que se debía realizar de ladrillo con su cornisa. En el interior se debía delimitar un espacio que funcionara como capilla bautismal, en cuyo perímetro se colocaría una reja de madera. En su interior se ubicaría la pila de agua de bautismo, debiéndose realizar otra pila para agua bendita que estaría fuera de este recinto, pero igualmente en el espacio de la nave. Por su cara externa todo el conjunto se completaría con la incorporación de un alero de tres ladrillos de cuadrado que ayudarían a evacuar el agua de lluvia. El conjunto del edificio se cubriría con una armadura de vigas toscas, la estructura general respondería al modelo de par y nudillo con tirantes pareados que reforzarían la estructura. Los tirantes debían estar separados por una distancia de 10 pies cada pareja. Finalmente se procedería a encalar el edificio tanto interna como externamente. En la actualidad la iglesia de Cucunubá no conservan elementos del templo original y  está dedicada a la advocación del Divino Salvador. La fachada se caracteriza por la simplificación de las formas y la austeridad en la decoración.

TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS Y MATERIALES

Nivel de protección

Estado de conservación

BUENO

Observaciones

4.- FUENTES DE INFORMACIÓN

4.1. BIBLIOGRAFÍA

  • ROMERO-SÁNCHEZ, Guadalupe. Los pueblos de indios en Nueva Granada. Granada: Editorial Atrio y Universidad Nacional de Colombia, 2010a.
  • ROMERO‐SÁNCHEZ, Guadalupe. Iglesias doctrineras y trazas urbanas en Nueva Granada. Granada: Editorial de la Universidad, 2012, pp. 643-654.

4.2.- DOCUMENTACIÓN

  • A.G.N. de Colombia. Sección Colonia. Fondo Visitas Cundinamarca. Tomo 4. Rollo 42. Folio 150r.
  • A.G.N. de Colombia. Sección Colonia. Fondo Visitas Cundinamarca. Tomo 4. Rollo 42. Folios 110r-111r.

4.3.- OTRAS FUENTES (crónicas, anales, etc)

AUTOR/A DE LA FICHA

GUADALUPE ROMERO SÁNCHEZ